Un nuevo viaje y van ya no se cuántos este año. Esta vez fue a San Luis junto al 11 a Fondo Training Camp. Un grupo de amigos ciclistas y triatletas de Buenos Aires y alrededores que se fueron a hacer un poco de montaña como para fortalecer piernas, ganar experiencia y pasar buenos momentos junto a amigos.
Fueron tres jornadas de ciclismo para ellos y de fotografía para mí. Lo de ellos es admirable, cada día tenían un trabajo de unos 100 kilómetros en terrenos irregulares y cada una de esas rodadas terminaba con temerosas trepadas. Lo mío fue más que fácil. Viajaba en una camioneta que hacía de apoyo, generalmente detrás del pelotón pero por momentos tomaba la delantera y conseguía buenos lugares para hacer mis fotos. Todo esto gracias a los grandes conocimientos y la buena voluntad de Juan, chofer de la van y viejo conocido de quienes trabajamos en prensa deportiva. Es nada más y nada menos que el chofer de los acreditados en el Tour de San Luis.
Las autopistas puntanas transforman la traumática experiencia de pedalear en ruta en algo muy seguro, además el respeto y la admiración de los automovilistas hacia los ciclistas es sorprendente y esperemos que comience a ser imitada en otros rincones de la Argentina. En Buenos Aires no escuchamos más que peleas, bocinazos y patoteadas en el mejor de los casos; y son cada vez más los accidentes que terminan en la muerte de amigos por negligencias de todos lados que sería bueno se empiecen a discutir para buscar soluciones.