Nueva cobertura del Ironman Brasil para TRIAMAX. Si no recuerdo mal es mi cuarta vez haciendo fotos en una de las más duras competencias de este tipo. 2300 corredores que nadan 3.800 metros, pedalean 180 kilómetros y corren 42 kilómetros. Y muchos se dan el lujo de hacerlo en menos de 9 horas.
Viajé a Florianópolis para encarar el trabajo junto a Marcelo La Gattina; por suerte competían varios amigos y en los días previos hice otros tantos, por lo que las 17 horas de competencia se harían más entretenidas. Viernes y sábado trabajamos mucho durante la Expo que la organización monta en torno a la prueba, el sábado terminamos bastante tarde y el domingo a las 5AM sonó el despertador. De ahí en más no hay mucho más que en la cobertura de cualquier competencia de este tipo, solo saber que la jornada laboral va a terminar después de las 00:00 del día siguiente. Parque Cerrado, largada desde la playa de Jureré Internacional, 2 vueltas de ciclismo por casi toda la isla y una maratón como frutilla del postre con unas subidas asesinas que los vacunan a los aspirantes a IronMan de entrada.
El desarrollo de la carrera fue muy entretenido porque hubo varias sorpresas en las principales posiciones que se definieron a kilómetros de la llegada. Fue el monstruo de Ezequiel Morales (el de la foto por si todavía no lo conocías) el que repuntó casi 10 lugares para llevarse el primer puesto del podio. Mi amigo Mario de Elías también hizo de las suyas y recortó casi 10 minutos a la punta en la parte del pedestrismo. Un catering medio pobre a cargo de mi amiga Mariana y unos cuantos mates para amenizar el trabajo. La clasificación de Nacho Valdez a Hawaii trajo mucha alegría a nuestro grupo de amigos y la popularidad en ascenso entre los brasileños de Adrían «Bin Laden» Locattelli parte de las anécdotas de este viaje.
El lunes un poquito de playa y algunas cervezas con un montón de gente linda fueron el broche de una interminable cobertura.
Hicimos cualquier cantidad de fotos que podes ver haciendo click acá. Una experiencia más, ahora a ponerse al día con el trabajo que fue quedando pendiente en Baires y a preparar el próximo viaje. Parece que la siguiente aventura sería encarar la Patagonia en Siambretta, una locura que seguramente quedará en los anales del insipiente Club de Empujadores de Autos Clásicos, pero de eso se trata la vida!