Una flor que nunca haya conocido el sol y una flor que ha conocido el sol, no son la misma flor. No pueden serlo. Una flor que nunca ha conocido la salida del sol, nunca ha conocido al sol salir en su interior. Está muerta; es solamente un potencial. Nunca ha conocido su propio espíritu. Pero una flor que ha visto al sol salir también ha visto salir algo en su interior. Ha conocido su propia alma. Ahora la flor no es solamente una flor; ha conocido una profunda, inspiradora, interioridad.
La reflexión es grossa, dicen que es de Osho. La verdad es que no si es de él o no. Lo que si se es que gracias a la formación judeo-cristiana que casi todos tenemos en Occidente, escuchas o lees Osho y ya te suena a chamuyo. Abstraete de los hombres y concentrate solo en la lectura. Es muy real.
Esta foto es de la largada del último Ironman Brasil, la encontré haciendo la décima recopilación de todo el material que obtuve en 3 días de laburo a fondo. La elegí hoy porque en los últimos días chupé muchísimo frío pero andando en moto, en una moto vieja, que no va muy fuerte ni tiene facha pero que la restauré toda yo (con ayuda de varios amigos) y que me encanta. Ahí llegué a la conclusión de que el frío que puedo llegar a «sufrir» yo -un boludón de clase media- no es más que un estado de ánimo. Y así volví al calor, a la playa y al sol de la foto.
Hoy hace un frío espectacular y tengo que salir a festejar el día del periodista sacando fotos para un diario. Me voy a una fiesta que organizan las dos hinchadas que más odio se tienen en el fútbol porteño, espero que no termine mi día a los tiros; y que no haga mucho frío. Pero me voy con la alegría de haber visto el sol, hoy mateando en la terraza de casa y otro montón de veces en esta hermosa vida como fotoperiodista.
A mis amigos y colegas, salud. A toda la hermosa gente que me permite conocer este oficio un abrazo. Y al periodismo y la fotografía: GRACIAS.