Dormí en el Di Tella, ahí nomas de El Matadero, disfruté de un amanecer increíble y pude recorrer toda la villa de Epecuén solo, sin un solo visitante ya que no eran ni las 7 de la mañana.
Una experiencia realmente única, en 1985 la Laguna creció y sepultó al pueblo de un día para el otro, obligando a su gente (unos 1500 habitantes) al exilio, pero al bajar las aguas, las casas y las calles tomaron un nuevo rol y es un escenario ideal para hacer fotos.
Es un paseo muy recomendable, da para un fin de semana haciendo miles de fotos, yo me prometí volver cuando haya luna llena.