Últimamente me estoy fascinando por los tractores, debo reconocerlo. Todo lo rural me atrae de sobremanera, pero con los tractores hay algo más.
Tengo muchas ganas de manejar alguno y nunca se da la oportunidad. Un poco porque se lo costos y necesarios que son en el trabajo rural y por eso no me animo a pedirlos para «jugar». Otro tanto por falta de timing, podía usar el de mi amiga Luli en Córdoba y resulta ser que la señorita LO PRENDIÓ FUEGO! y así las cosas.
Este es un viejo John Deere que está en La Flora, el campo en el que estamos pasando los últimos días en La Manchuria, se lo ve entero y poderoso, seguramente con un poco de cariño se lo podría poner en funcionamiento nuevamente, pero esta vez el objetivo es otro, vinimos en busca de agua.
Le hice cientos de fotos a este viejo verde, de día, de tarde, con las estrellas sobre el techo. De frente, de atrás, con la digital, con film, en blanco y negro y también a color.
Quedó para la próxima, en el invierno lo pongo en marcha, sin dudas!