Termina la expedición por la meseta central del norte de Santa Cruz, fueron dos semanas por La Manchuria, una zona casi desértica y poco productiva de la Patagonia. La Manchuria era una zona ovina que en 1991 se vino a pique tras la erupción del volcán Hudson. Hoy son muy pocas las estancias en funcionamiento, una oveja necesita 5 hectáreas para pastar en la Manchuria. Ya no nieva como para proveer de agua a la zona. El precio internacional de la lana y los costos internos hacen lo suyo y hoy son moneda corriente el abandono y la desolación. Muchos de los campos son comprados por mineras, algunas abandonan los cascos de las estancias, otras los ponen en valor, pero cada vez se ve menos al hombre de campo, al gaucho de la zona. Compartimos varios asados, mateadas y charlas con algunos de los que quedan en zona, participé de un arreo en moto y tomé miles de fotos. Con la Mamiya, con la F2 y algunas que otras con la réflex digital, algo que ya casi dejo para trabajos específicos porque casi que me aburre. Recorrimos miles de kilómetros donde no nos cruzamos con nadie y dormimos bajo los cielos más increíbles. Cada día que pasaba era más sorprendente que el anterior. Ya estamos hablando de volver en invierno y dar vida nuevamente a La Manchuria!
Read MoreEl tractor
Últimamente me estoy fascinando por los tractores, debo reconocerlo. Todo lo rural me atrae de sobremanera, pero con los tractores hay algo más. Tengo muchas ganas de manejar alguno y nunca se da la oportunidad. Un poco porque se lo costos y necesarios que son en el trabajo rural y por eso no me animo a pedirlos para «jugar». Otro tanto por falta de timing, podía usar el de mi amiga Luli en Córdoba y resulta ser que la señorita LO PRENDIÓ FUEGO! y así las cosas. Este es un viejo John Deere que está en La Flora, el campo en el que estamos pasando los últimos días en La Manchuria, se lo ve entero y poderoso, seguramente con un poco de cariño se lo podría poner en funcionamiento nuevamente, pero esta vez el objetivo es otro, vinimos en busca de agua. Le hice cientos de fotos a este viejo verde, de día, de tarde, con las estrellas sobre el techo. De frente, de atrás, con la digital, con film, en blanco y negro y también a color. Quedó para la próxima, en el invierno lo pongo en marcha, sin dudas!
Read MoreManchuria allá vamos!
Arrancamos un viaje épico, pero épico de verdad. A Santa Cruz en un Diamond T, un camión 6×6 de la Segunda Guerra Mundial, desembarcó en Normandía y hoy lo estamos llevando a Patagonia. Nos movemos a no más de 45 kilómetros por hora, con un consumo de casi un litro por kilómetro y por eso me pareció atinada la foto de este viejo surtidor. Lo que se dice, una verdadera locura. El camión lo maneja Pari, un loco lindo que conocí hace poco pero que el ritmo de marcha hizo que en este poco tiempo ya nos hayamos contado todo uno del otro. De Tigre a Roque Pérez le pusimos mil horas, ya nos pasaron todas y ya rompimos de todo, pero encontramos a tres muchachos que son de fierro y le están metiendo mano al Bonaparte, así se llama el camión, para que podamos llegar a Santa Cruz en tiempo y forma. El grito de guerra de Pari es Naaaaada se detiene!!! y así será.
Read MorePenínsula Valdés
Atardecer y despedida de la Península Valdés. Recorrida por playa Larralde (el Siam lo dio todo por no quedarse encajado en una calle muy arenosa!), noche ventosa en playa Villarino que incluyó algunas tomas de la vía láctea (ya editaré esas fotos, manejemos la ansiedad!) y a meter kilómetros para hacer fotos en la caleta Valdés (aún sin orcas es una belleza), manejar sobre serruchos para encontrar Punta Delgada cerrada, pero disfrutar del camino, los paisajes y la inmensidad como nunca. Así es la patagonia, su mística te llena los sentidos y el alma.
Read MoreGauchito Gil
Objetivo cumplido. Tras varias ediciones queriendo participar de la fiesta del Gauchito Gil en Mercedes, Corrientes, este año me decidí, organicé algunas cosas, improvisé otras y con el Di Tesla como estaba partí. El clima se apiadó y no pasó de los 35 grados en toda la semana que compartí con algunos amigos locales y con muchos de los devotos del Gaucho. El Siam puso lo suyo también, se comportó como un 0 km. La devoción por el Gaucho la venía viviendo de cerca por tantos kilómetros de rutas recorridas en los últimos años, pero verlo así en vivo y con la pasión de tanta gente que se congrega de todos lados, es único. Arranqué el 5 de enero, en la ruta Panamericana, a pocos kilómetros de casa, crucé algunos autos con banderas coloradas en sus lunetas. Ya en Entre Ríos, sobre la ruta 14, eran más frecuentes: banderas, bocinazos y la complicidad entre quienes año a año se congregan en Mercedes. Hice noche en Mocoretá, bajo algunos árboles y me desperté con lluvia y fresco, clima ideales para el Siam. Así me dispuse a recorrer los últimos kilómetros. Y ya en la ruta 119 TODO era Gauchito Gil. Los vecinos de los pueblos cercanos peregrinando en lo que se pudiera, autos en todos sus estados, motos más grandes, ciclomotores más chicos, de a caballo, en colectivo. Todos en camino a Mercedes, a la fiesta del Gauchito. El 6 llegué a Mercedes a las 14, me esperaba «El Dotor Luis Miguens» pero uno sabe respetar los tiempos y la siesta es sagrada. Me fui hasta el santuario, un poco para ver cómo venía la cosa y otro poco para calmar mi ansiedad. Y frente al Gaucho, lo que para cualquiera podría ser un percance, para quienes manejamos clásicos una experiencia más, pinché una rueda delantera. Ahí nomás varios muchachos se acercaron a brindar ayuda, a preguntar la edad del Di Tesla y hasta a ofrecerme alguna bebida para mitigar el calor. Los muchachos de Tigre, además de convidarme un tinto con mucho hielo, se hicieron una foto con el clásico. Y así arrancó mi experiencia Gauchito Gil. Del Santuario a la gomería, y casi por culpa del destino, doblé mal en una esquina y terminé conociendo a la agrupación gaucha que organiza el tradicional desfile por las calles de Mercedes el 7 por la tarde. Ahí nomás coordinamos y agendé…
Read MoreNew York Lomography
Y siguiendo con el proceso de revelado C-41 en casa, aparecen las fotos del último viaje a NY. Fue en diciembre de 2018, como cierre de un ciclo de nuestras vidas compartidas con Juli. Caminamos muchísimo, charlamos un montonazo y yo siempre con la Nikon F2 en la mano. Hice unos 15 rollos, diapo, color y b&n. De a poco revelé todo y estoy escaneando para ver qué salió. Estoy muy contento con el fotómetro de la F2, nos entendemos bastante bien y sale lo que yo veo y elijo exponer. Como siempre, la mirada de turista te permite hacer de algo cotidiano una imagen distinta, y por eso hoy elegí esta de una simple puerta y un perro. En el rollo hay edificios emblemáticos, puentes, subtes, la escencia visual de NY, pero preferí arrancar con este perro negro. Habrá más.
Read MorePrimera del rollo
Inspirado en la cuenta de Instagram @f1stoftheroll me decidí escanear este primer fotograma de un Kodak Portra 400 que tomé el año pasado en Ireneo Portela. Fue en un paseo de domingo, después de una carrera de mountain bike por la zona de Baradero. Había llovido los días previos y los caminos no estaban como para andar por el barro. Preferí el camino en deplorable estado hasta Portela a quedar encajado en la nada misma. Y mal no me fue, hice unas cuantas fotos con la F2, algunas otras con la Mamiya con rollos Lomo y hace algunas semanas revelé todo en casa. Ahora, con la paciencia de un monje tibetano, estoy escaneando todo lentamente y aparecen estas casas antiquísimas. Ya vendrán más y mientras tanto el Di Tella no para de recorrer los caminos rurales con éxito y aventuras.
Read MoreLa Pampa
Camino a Bariloche en el Siam Di Tella, pasaron Carhué/Epecuén y las obras de Salamone y ahora era el turno de la provincia de La Pampa, acceso a la patagonia y a la nafta un poco menos cara (?). Vi nuevas zonas inundadas cómo esta, las marcas de los incendios forestales de 2018 que arrasaron más de 700.000 hectáreas y un montón de campo con un potencial bárbaro. Sin dudas, la etapa del viaje para pensar, pensar y pensar.
Read MoreEpecuén
Dormí en el Di Tella, ahí nomas de El Matadero, disfruté de un amanecer increíble y pude recorrer toda la villa de Epecuén solo, sin un solo visitante ya que no eran ni las 7 de la mañana. Una experiencia realmente única, en 1985 la Laguna creció y sepultó al pueblo de un día para el otro, obligando a su gente (unos 1500 habitantes) al exilio, pero al bajar las aguas, las casas y las calles tomaron un nuevo rol y es un escenario ideal para hacer fotos. Es un paseo muy recomendable, da para un fin de semana haciendo miles de fotos, yo me prometí volver cuando haya luna llena.
Read MoreEl Matadero
Buenos Aires – Bariloche en el Siam Di Tella, para despedir al verano con todo y para hacer algunos ajustes internos. Venía postergando una salida a las ruinas de Epecuén, demasiado lejos para ir en el día, nunca tengo un fin de semana libre y algunas excusas más que fui dejando de lado cuando surgió esta travesía. Finalmente llegó el día en el que haría noche en el Matadero, obra de Francisco Salamone. Arranqué de casa temprano, para evitar la hora pico pero a la altura de General Rodríguez tuve que volver porque recordé que había olvidado la bolsa de dormir y de Bariloche viajaba a Santa Cruz, no daba para dormir 10 días sin una buena bolsa de dormir. Cuestión que volví a entrar y salir de la ciudad en hora pico. Un detalle. Ya en la ruta hice algunas paradas para hacer fotos, Tomas Jofré, La Verde, algunos paisajes camperos y un atardecer hermoso a la altura de Pehuajó, donde pasé la tarde con mis amigas “Las Manuelitas”, tres personajes hermosos que conocí a fines de 2018. De ahí a cargar nafta en Carhué -cometí el error de llenar el tanque cuando a pocos kilómetros de ahí esta Maquinchao que ya es parte de la patagonia y los combustibles son más baratos- tomar algo y directo al Matadero. Pasé gran parte de la noche contemplando el edificio y la gran cantidad de estrellas que se ven apenas te alejas de la contaminación lumínica de las grandes ciudades. Aproveché para aprender a usar algunas funciones de PhotoPills y tiré unas cuantas fotos con la reflex digital (Nikon D800E). El resto del viaje fue todo de la Mamiya RB67, la Nikon F2 y un iPhone X con el que hago tomas desde Lightroom CC, como la de este posteo. El paso de una estrella fugaz fue el broche de oro y marcó el cierre de la noche, eran las 3:30 y al otro día tenía que recorrer Epecuén y manejar hasta Neuquén. Pero eso será parte de otro posteo. Recomiendo 100% la experiencia de vivir una noche en El Matadero.
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